HTML 
Imágenes combinadas con textos

La inmigración italiana

Al amparo de la Constitución de la Nación Argentina llegaban los hombres del mundo, los inmigrantes, en vigorosas oleadas de españoles e italianos. Se había dictado la Constitución para constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quisieran habitar en el suelo argentino. imagen 01Más, el suelo argentino -no es superfluo señalarlo- se había ido habitando con la conquista y la colonización y, después de la fundación de la nacionalidad, con inmigrantes, colonos, venidos de muchos sitios del mundo. Pero a pocos años de sancionarse la Constitución, el 15 de abril de 1857, se suscribe una ¨Convención sobre Inmigración con su Majestad el Rey del Reino de las Dos Sicilias¨, en la que el Presidente de la Confederación Argentina ofrecía recibir, y el Rey aceptaba, a súbditos detenidos o condenados por delitos políticos, proveyéndoles el Reino los medios para su instalación en la Argentina, con el compromiso de que durante los primeros cinco años se les aplicara en nuestro territorio la legislación de Nápoles.
Por ese tiempo se inició una vigorosa política de inmigración de italianos, se crearon organismos, se sancionaron normas como la ¨Ley Avellaneda¨, porque, en mi opinión, la oligarquía rural necesitaba mano de obra barata.
El historiador siciliano Gaetano Falzone recuerda que solamente en 1905 emigraron desde Sicilia hacia América 120.000 sicilianos, dato con el cual destaco la relevancia de este aporte humano. Probablemente, esto nos induce a pensar que este fuerte influjo histórico ha puesto una impronta en el modo de ser del argentino y, con mayor razón, en quienes somos descendientes directos del las gentes del mediodía italiano:
Hábitos, costumbres, gestos, idioma, vida afectiva, estilos y modalidades, todo lo cual reflejé en un artículo que intitulé ¨Cosas de Argentinos y Sicilianos¨.
Se extendió el flujo a la literatura, a la poesía popular, cuando no a la gauchesca, al sainete, a la letrística tanguera. De tal modo que el personaje de uno de los cuentos de Verga se asemeja a otro de una milonga argentina, alrededor de la muerte, del homicidio por infidelidad conyugal.imagen 02 Estos inmigrantes trajeron su tristeza, sus corazones rotos y sus miedos. Casi todos fueron laboriosos y abnegados, pero el impacto habrían de recibirlo, inconscientemente, sus propios hijos, algunos de los que no siguieron el derrotero del trabajo.

Alcance del influjo idiomático

El Italiano ejerció una notable influencia en la formación del lunfardo, en la Argentina, y muchos italianismos lunfardos se han difundido en otros países de América, dice M.L.Wagner, citado por Enrique Ricardo del Valle, en su ¨Lunfardología¨.
El mismo del Valle, al referirse al préstamo cultural y al préstamo lingüístico, recuerda que la integración socio-cultural de los habitantes de esta parte de América se realiza con el aporte de gran cantidad de población de Europa Meridional, arribando a nuestras playas las colonias de inmigrantes que partiendo de Piamonte, Lombardía, Liguria, Emilia, Campania, Basilicata, Apulia, Calabria, Cerdeña, Nápoles, Génova, Milán, Venecia, Bologna, Reggio, Catanzaro, etc., trajeron consigo una cultura y un status social.
Uno de los aspectos que analiza del Valle es el de la gastronomía y cita algunos ejemplos:
Antipasto, aceituna scaciatta, longaniza calabresa, mozzarela, sopressatta, berengenas al funghetti, mortadela, minestra, minestrina, busecca, ministrón, cappelletti in caldo;  pastasciutta, spaghetti, maccheroni, fusilli, raviole (Piamonte ravioli), canneloni, cappelletti, mostachole (rigatoni), vermicelli, tagliarini, agnellotti, (Piamonte agnulot), lazagna, pasta a la cafone, pesto, tuco, gnocchi; pesciolini fritti, longaniza rostuto, bife a la pizzaiola, milanesa a la Nápole, chivito a la calabresa, mozzarella in carrozza, filoscio de mozzarella, ricotta a la romana, risotto, ministrone, polenta, osso bucco, polli allo spiedo, pomodoro (pummarolla), ciuppin, cima, torta de Pasqua o pasqualina, pizza, fainá, fugazza; quesos cuartirolo, provolone, fontina, gorgonzola, Bel Paese, mascarpone, parmesano, reggiano, cacioccavallo. Podríamos agregar muchisimo más a la lista y también bebidas y plantas y cultivos, productos del mar y de la tierra en general.